sábado, 18 de abril de 2015

Vivo sin vivir en mí

Este año, para el día del libro teníamos que escribir un soneto o una lira con el título del famoso poema de Santa Teresa de Jesús, "Vivo sin vivir en mí". Yo en mi caso, he elegido escribir un soneto.

Vivo sin vivir en mí

De pequeño temía muchas cosas.
Eran unas emociones extrañas,
como volar con las alas cortadas,
e inseguridades vertiginosas,
generaban sensaciones penosas.
Palabras demasiado argumentadas,
salían fuera de mi entrecortadas
provocando reacciones odiosas.
Pero sé que ya está muy superado,
pese a que a veces me cueste admitirlo,
pese a que bastante me haya costado.
Ya puedo sonreír como un niño,
y orgulloso ya puedo gritarlo,
que vuelvo a vivir dentro de mí mismo. 

sábado, 11 de abril de 2015

Ella misma (Colaboración)

Bueno esta vez, yo y mi amiga Carmen Gil (su blog AQUÍ) hemos decidido hacer algo diferente para nuestros blogs. Realmente todo esto salió de una conversación de WhatsApp, (tal vez por eso haya momentos en los que haya frases un poco confusas, o directamente cosas sin sentido, pero he intentado copiarlo tal cual estaba en nuestra conversación para alterar lo menos posible) en la que decidimos empezar a construir una especie de historia-descripción. Al principio fue más como un juego, pero poco a poco fuimos escribiendo hasta llegar a convertir nuestras palabras en un texto bastante largo. Como es una colaboración, y el texto está escrito entre las dos, (lo que hacíamos era escribir un párrafo cada una) hemos decidido que yo subiré la primera parte, que es más o menos la mitad según el contador de palabras, y ella subirá la segunda a su blog. El enlace a su parte se encuentra al final del texto. Esperamos que os guste, ya que no lo hemos hecho con ninguna mala intención ^^

Érase una vez, una mañana lluviosa en Madrid.
En un instituto con gente muy diferente entre si.
En el que parecía que existían tres grupos diferenciados de alumnos. (Los guays, los extranjeros y los frikis o raritos)
En uno de ellos, el que probablemente era el más pequeño y el menos valorado (frikis y raritos), se encontraba ella
Una chica de pequeña estatura y ojos castaños que desprendían un aire despistado
Todos sabían de su existencia, pero su conocimiento no llegaba a más, como si algo les prohibiese llegar a más información.
Se sentía perdida en aquel inmenso recinto lleno de personas que gritaban y se movían, y que ella no conocía.
Como el aire que recorría cada rincón del lugar, se sentía invisible, aunque sabia que estaba allí.
De vez en cuando, se paraba a saludar a alguien, pero no solía mantener conversaciones largas, salvo con su grupo de amigas.
Eran las únicas personas de aquel lugar, con las que llegaba a tener algo de confianza, pero aún así muchas veces también se sentía apartada por ellas
En esos momentos que más sola se sentía, se apartaba y pensaba en cómo sería llegar a la universidad o simplemente a bachillerato y encontrar a gente que encajase a la perfección con su forma de ser.
Aunque no perdiese la esperanza, cada día que pasaba veía menos posibilidades. Sus amigas, se apartaban más y más, y sin darse cuenta, criticaban cosas que a ella le gustaban o decían cosas que de un modo u otro, llegaban a molestarle
Le gustaría poder decir que un día su vida dio un giro de 360º, pero nada de eso ocurrió. Veía los días a su alrededor como una triste y gris rutina, y se sentía encerrada y bloqueada, como si de un laberinto se tratase
Cada vez que conseguía encontrar una salida, caía en otra trampa, otro problema, o otra inseguridad provocada por sus compañeros.
Verdaderamente se sentía una inútil al ser testigo de pequeñas injusticias, veía cómo su esfuerzo y educación perdían su valor cuando el resto de compañeros perdían el interés por cualquier tipo de trabajo y faltaban el respeto a todo el mundo constantemente
Ella realmente quería poder un día salir a la luz, y que alguien le dijese un pequeño gracias. En cualquier trabajo en grupo, ella era utilizada por sus compañeros para obtener un buen resultado, y no recibía nada a cambio.
No podía mentir y decir que nunca tenía un buen día, ya que bastante a menudo sus compañeros le hacían reír, pero ella quería llegar a ser algo grande, al menos a ser importante entre sus amigos de verdad y a tener amigos de verdad importantes
Últimamente, los únicos "amigos" que tenia, eran sus libros. A sus compañeros les parecía una estupidez, pero seamos realistas. Ellos también decían que la música les hacía sentir mejor y no les trataban de locos.
Cada vez que leía, se sentía identificada con un personaje, y se pasaba medio día imaginándose vivir esas historias, tener una vida tan interesante digna de aparecer en un libro. Hasta intentaba por todos los medios tener un sueño en el que poder vivir en alguno de sus libros, aunque fuese por una noche. Es una lástima que no pudiese vivir su vida como le gustaría hacerlo, eso era lo que le gustaba de los libros, que podía meterse en la piel de los personajes cuando quisiese.
A diferencia de la mayoría de los protagonistas de sus libros, ella no poseía nada especial. Ningún poder, ninguna aspiración especial en la vida.. No era nada en comparación con ellos, a diferencia de que ella era real, a pesar de que muchas veces se perdía en su propia historia, y deseaba dejar de serlo.
No se veía especialmente guapa, ni con el carisma necesario... Y a veces incluso pensaba que nunca encontraría un chico que la quisiera tanto como los de los libros, y que por supuesto, le gustase a ella, pues no se conformaba con cualquier chico.
Solía ver parejas de algo más que amigos entre sus compañeros, y cada vez que lo hacía, sentía algo raro en su interior, una sensación entre envidia y odio, que al final se transformaba en indiferencia. En parte, todos sus sentimientos hacia los demás estaban basados en ella, haciendo que los demás la vean fría como el hielo.
No encontraba salida y a veces buscaba refugio en la única amiga en la que aún podía confiar, aunque no le gustase mucho recurrir a los demás. ¿De que sino iba a hablar? Estaba verdaderamente harta de ver pasar el tiempo y no hacer nada.
Sentía que tenían algo en común, aunque tampoco quería confiar demasiado en ella, por lo que se seguía refugiando entre libros e historias, aunque deseaba que pudiese llegar a confiar del todo en aquella persona que se le había cruzado en el camino.
Y lo que más rabia le daba era que realmente no encontraba sentido a sus pensamientos. Por un lado, pensaba que era mejor aprovechar el tiempo leyendo, jugando y siendo creativa, que ya tendría tiempo para encontrar a gente y pasar tiempo con ella en la universidad. Por otro lado, pensaba que algo tendría que estar haciendo mal para llegar a esa conclusión, pues la mayoría de gente de su edad prefería pasar todo su tiempo en la calle con gente que, a su parecer, no debían ser muy buenos amigos.
Como siempre estaba callada, estaba atenta a las conversaciones de las personas de su alrededor, analizando cada palabra y pensando en como utilizarlas si algún día esa persona se vuelve en su contra. Aunque eso le llevaba a encontrarse en más conflictos mentales, relacionados con los hobbies socialmente reconocidos, amistades que apuñalan por la espalda, y preocupaciones de otras personas que muchas veces se transformaban en las suyas. Le encantaría poder dar a conocer sus hobbies, su opinión sobre los demás y los problemas que corren por su mente, aunque no lo hace porque siente que todas las palabras que puede lanzar su boca, su enemigo puede recogerlas y lanzarlas en su contra, igual que hace ella, lo cual le hace sentir un poco de culpabilidad.
Admira en parte a las personas capaces de decir sus sentimientos y lo que piensan, y que tienen amigos (al menos gente que les sigue) y no se meten en demasiados problemas, pero ella es tímida y, además, piensa que es muy grosero y de mal gusto decir a los demás cualquier chorrada que pienses sobre ellos para poder autoetiquetarte como "sincero" y "con personalidad".

Enlace a la segunda parte>>>>>>> (click)

jueves, 9 de abril de 2015

Historia con palabras homófonas y parónimas

Para aprender la diferencia de significado entre las palabras homónimas y parónimas, teníamos que elaborar un texto que tuviese las siguientes palabras:
- Hay/Ahí/Ay - Aya/Haya/Halla/Allá - A/Ha - A ver/Haber - Hecho/echo - Habría/Abría

Muchas veces, pienso en cómo era mi vida cuando era pequeña, y los recuerdos más alegres que tengo, son con mi aya. Ella ha hecho muchas cosas por mí, y siempre le estaré agradecida por ello. Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que le vi, pero siempre tengo la sensación de que volveré a verla y podré revivir algunos momentos de esa época. Cuando ella nos cuidaba a mí y a mis hermanos, solíamos jugar a "La búsqueda del tesoro", que consisten en que hay un "tesoro" escondido y mis hermanos y yo lo teníamos que hallar. Recuerdo muy bien el lugar en el que jugábamos. Allá había muchos árboles, donde era posible esconder los tesoros que ella nos ofrecía. Aunque no eran gran cosa, nosotros jugábamos ilusionados. Recuerdo que su lugar preferido para esconderlo era una gran haya centenaria, imponente, pero fácil de escalar. Cuando encontrábamos el tesoro, (Normalmente una caja con algo dentro) se lo llevábamos y ella lo abría y nos repartía el "botín" dando un poquito más a la persona que lo había encontrado. Si nos viese ahora... Habría estado muy orgullosa de nosotros si supiese lo bien que nos va. A ver, tampoco somos lo más de lo más, pero trabajamos en lo que nos gusta y tenemos lo suficiente como para vivir cómodamente. Otra de las cosas que también recuerdo con mucho cariño, son las tardes en las que hacíamos de cocinillas. De pequeña, siempre me gustaba cocinar espaguetis. No me preguntéis por qué, pero me encantaba meterlos en la olla y ver cómo se iban haciendo poco a poco, así que nada más ver que tenía un paquete de espaguetis, yo le decía: "¡Aya aya! ¡Yo echo los espaguetis porfa! ¡Me lo pido yo!" A lo que ella solía contestarme: "Ay chiquilla... Ten cuidado con las manos que ese agua de ahí quema mucho. Va a haber que controlarte, ¡no vaya a ser que cocines demasiado y te nos hagas famosa!" Desde la primera vez que escuché esas palabras, decidí que me iba a convertir en cocinera profesional para que ella estuviese orgullosa de mí. Y eso estoy haciendo. Estudié un curso de gastronomía profesional, y ahora trabajo de cocinera en mi propio restaurante. Ojalá algún día pueda volver a verla, y agradecerle todo lo bueno que me ha aportado, y contarle cómo han influido sus palabras en mi futuro. Si alguna vez llega a leer esto, quiero decirte, que por todas las experiencias, consejos, y ayuda que me has dado, y por mucho más, gracias aya.